No subestimes a tu audiencia
Fuimos educados pensando que existe una tensión entre lo comercial y lo artístico. ¿Es real esto? ¿Existe esa tensión de verdad, o es una construcción que nos limita? Más aún: ¿se puede vender arte sin perder su esencia? ¿Qué lugar ocupa el mensaje que transmitimos en este proceso? Las redes sociales suelen ser vistas como un simple medio, pero quizás deberíamos pensarlas como un espacio tan válido como un escenario o una muestra de arte, donde el arte no solo se exhibe, sino que conecta, interpela y transforma.
REDES SOCIALES
Agus Calcagno
11/22/20242 min read
El desafío del mensaje artístico
Cuando vendemos arte, no solo estamos ofreciendo un producto tangible; estamos compartiendo emociones, conceptos y una historia. El desafío está en transmitir esta profundidad sin caer en extremos: ni textos densos e inaccesibles, ni publicaciones superficiales o forzadas. La clave es encontrar un equilibrio entre:
• La simplicidad, para ser claros y directos.
• La profundidad, para conectar con la sensibilidad de nuestra audiencia.
Cómo evitar perderse en la nebulosa
En el intento de transmitir nuestro mensaje, es fácil caer en explicaciones aburridas o contenidos que no conectan. Para evitar esto, es fundamental tener en cuenta a quién le estamos hablando.
Cuando pensamos en nuestra audiencia, no estamos hablando con desconocidos al azar: estamos hablando con personas que se detienen en nuestro contenido porque les interpela, porque comparten una sensibilidad o una búsqueda similar a la nuestra. Si te escuchan, si te ven, si te compran, es porque algo de tu mensaje ya los tocó. Reconocer esto nos libera del miedo de ser incomprendidos y nos permite enfocarnos en transmitir desde un lugar auténtico.
Caso: “Ramona y la Romántica Espera” de Noelia Moncada
Al trabajar con esta obra, surgió una pregunta clave: ¿cómo transmitir el mensaje profundo de la obra sin caer en textos críticos densos ni en publicidad vacía? La respuesta está en entender que, para conectar, necesitamos reflejar las emociones y reflexiones que la obra propone de manera auténtica. Las redes no son solo una herramienta; son un espacio para crear experiencias que inviten a la audiencia a sumergirse en lo que ofrecemos.
Ejercicio: La chispa que conecta
1. Sentate con la espalda recta y los pies apoyados en el suelo.
2. Estirá la coronilla hacia el cielo.
3. Respirá profundo, llevando el aire al abdomen, costillas y pecho.
4. Relajá el seño, aflojá los hombros y conectate con tu corazón.
5. Visualizá la obra que estás construyendo, o que ya construiste. Sentí cómo la llevás a tu corazón.
6. A través de tu entrecejo, tu tercer ojo, imaginá una chispa que nace de tu obra y viaja como una estrellita hasta llegar a una persona. A muchas personas.
7. Visualizalas iguales a vos, sorprendidas y emocionadas, recibiendo por primera vez tu chispa.
8. Preguntate: ¿Qué les dirías? ¿Qué harías para transmitirles tu esencia?
No es necesario sobreexplicar. No es necesario sobreactuar. Solamente conectar.
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